lunes, 25 de enero de 2010

El arte del Filme: una pequeña aproximación

El cine es un asunto que purula; esta por todas partes. Hacer del cine un sujeto de estudio minucioso, es hacer de la realidad un sujeto de estudio minucioso. Ahí, hay un interés inmenso en la formalidad que ha adquirido el séptimo arte. Sin embargo, siempre existirá un factor mitico y creativo. El cine es un cóctel explosivo.

El cine hace parte de nuestras vidas. Sería difícil imaginarnos el mundo sin él. Hoy, es suficiente con pulsar un botón para ver aparecer una película. Hace más de un siglo que se intenta entender porque esta forma de expresión es tan cautivante. Las películas comunican información, ideas, muestran lugares que nunca conoceremos de otra manera. Sin embargo, hay algo más importante: el cine ofrece maneras de ver y sentir, que encontramos profundamente satisfacientes. Nos propone experiencias. Estas experiencias son transmitidas por historias, con personajes que nos atraen y nos repulsan, pero una película puede hacernos desarrollar una idea, explorar dimensiones visuales o texturas sonoras. Una película es un viaje; ofrece una experiencia estructurada que se lleva nuestros sentimientos y emociones.

Buena parte de las artes cinematográficas se basan en los elementos construidos, organizados, de allí podemos ejercer y desarrollar nuestra capacidad de atención, de anticipación, de deducción y de síntesis. Cada película nos invita a componer sus partes para construir un todo. Y es así como se hacen las historias.

Estamos rodeados de historias. De niño, aprendí cuentos de hadas y de monstruos, de mitos, montones de cuentos. La religión, la filosofía o las ciencias relatan sus doctrinas, como historias, para poder transmitirlas. Los sueños se comprenden como historias, y es de esta manera como son comprendidos y contados. La narrativa es sin duda, para el hombre, un medio fundamental de para dotar de sentido el mundo. Un detalle que no se me escapa: las películas cuentan historias, dan sentido a la vida.

Ahora, en todo esto, debo rescatar algo; ver una película no es solamente enfrentarse a una historia, ni a una forma ni a una estructura. No, es enfrentarse a un universo completo. Y entender este universo implica el conocimiento de las técnicas y materiales que se involucran: el plano, la puesta en escena, el punto de vista; las relaciones entre los planos, el montaje; la relación del sonido y la imagen. Ese universo lingüístico propio de los sonidos y las imágenes cinematográficas.

El director pone sobre escena una acción para que sea filmada. Una descripción del cine como medio de expresión no puede detenerse a lo que está delante de la cámara. El plano existe hasta que se graban sus luces y sombras. El director decide como la acción será filmada. Esa es una de las tantas razones por la que estoy escribiendo esto.

Representar una situación frente a una cámara corresponde a simular una realidad, fiel a la nuestra o creada. La realidad es captada por nuestras capacidades sensibles; en el cine la vista y el oído. El sonido, hace parte de la narración. Sin embargo, ignoramos buena parte del ambiente sonoro que nos rodea. En el cine, los sonidos y la manera como están estructurados y puestos en el film, tienen un carácter insaciable. Para representar una situación es necesario recrearla en su totalidad, verla y escucharla.

Adquirir una serie de saberes técnicos es necesario para hacer imágenes en movimiento. Crear un relato cinematográfico requiere de una cuota de creatividad mucho más grande. La interacción técnica produce un sistema, completamente mítico y creativo: el estilo. Otro sistema formal. Los motivos estilísticos ocupan un lugar de suprema importancia en todas las películas.


Y esto es sólo una parte, desde la escritura y la realización. Imaginen lo que queda en la critica, la apreciación y la exhibición. Son montones de universos; una galaxia - sí seamos romanticos-