viernes, 18 de diciembre de 2009

Arte e Industría: Cine

Esta vez, voy a tratar un lugar común.


Existen dos expresiones que suelen dividir el cine en dos grandes (y falsas) categorías: el cine comercial y el cine de arte. Sé que el post parece algo banal, pero es necesario hacer la aclaración. El cine comercial, por no sé qué tendencia de izquierdista anacrónico, se relaciona con el Cine de Hollywood, y el cine Arte, por no sé qué tendencia elitista, se relaciona con todo lo demás, con todo lo que no pasa en una sala de un centro comercial. Craso error. El cine, es uno. El arte, es otro, y el cine pertenece a ese grupo como el séptimo integrante. A pesar de todo, esa división, en términos prácticos de la producción cinematográfica, existe. No tiene ningún sentido jerarquizar por el tema, por la estética, por la dramaturgia manejada del film; sería como dividir el océano sin mares.



Sin embargo, sí existen diferentes dinámicas a la hora de producir un film. Hollywood es una máquina de sueños, una industria del entretenimiento, una productora gigante. Hollywood es una zona de Los Ángeles, Estados Unidos, en dónde tienen sede grandes estudios de producción cinematográfica. Hollywood, sin ninguna acepción del término, no es más. Ahora, en estos estudios, que ni siquiera vale la pena nombrarlos, se manejan dinámicas de producción, que son verdaderamente productivas; eficaces. Por ello, la gran cantidad de producciones, que en ocasiones no son las mejores, como en otras logran hacer obras, verdaderas obras. Pero como lo he dicho, no tiene sentido alguno hacer una distinción temática.



El cine Arte, es todo lo opuesto, es ese cine que no tiene un gran apoyo económico y que produce con poco, en comparación a la industria genérica cinematográfica. Esto, en términos de producción, y notablemente de distribución. Depende de la dinámica productiva, los films se enmarcan en distintas estrategias de distribución. Es por eso que muchas películas nunca pasan por un festival, y son conocidas y reconocidas, y otras que ganan aquí y allá, y nadie sabe de ellas. No por estos motivos es que se puede jerarquizar una obra fílmica. Sí, está claro, no todas las películas son obras, no todo lo que se mueve en la pantalla es bueno. Pero el asunto es tener un criterio que vaya mucho más allá del cliché, del análisis puramente cinematográfico.



Y es aquí, donde me estoy uniendo a una crítica reflexiva del cine que le dé mucho más validez al todo que a sus partes, que vuelva la pantalla accesible y democrática, no anárquica. El cine no es un asunto de elites, ni de sencillo espectáculo, es un poco un todo de eso: un poco de arte, un poco de espectáculo, un poco de industria, otro poco de vicio.